El glaucoma es una enfermedad ocular que te roba gradualmente la visión. Normalmente, el glaucoma no presenta síntomas en sus primeras fases. Pero sin el tratamiento adecuado, el glaucoma puede conducir a la ceguera. Con revisiones oculares periódicas, detección precoz y tratamiento, puedes conservar la vista. Este tratamiento consiste en bajar la presión ocular con colirios recetados, tratamientos con láser y/o cirugía.
Tienes millones de fibras nerviosas que salen de la retina para formar el nervio óptico. Estas fibras se unen en el disco óptico. En la mayoría de los tipos de glaucoma, el sistema de drenaje del ojo se obstruye, de modo que el líquido intraocular no puede drenar. A medida que el líquido se acumula, hace que aumente la presión dentro del ojo, lo que puede dañar estas fibras nerviosas sensibles y provocar la pérdida de visión. A medida que las fibras se dañan y se pierden, el disco óptico empieza a ahuecarse y desarrolla una forma ahuecada. Los médicos pueden identificar esta forma ahuecada en sus exploraciones y realizar otras pruebas para confirmar el diagnóstico.